jueves, 18 de septiembre de 2008

¡¡Tenemos caracoles oiga!!

Vale que en Sevilla nos gusta comer caracoles cuando llega la primavera, pero cuidado, aquí los caracoles son los pequeñitos blancos que van en un caldo picantito y con hierbabuena (que puedes pedir a modo de chupito); si lo que quieres es lo que en el resto de España se conoce por caracoles, entonces debes pedir cabrillas, que las ponen con salsita de tomate y tropezones de choricito o jamón.

Y a qué viene hablar de ésto si la temporada ya ha pasado? Pues bien, es que paseando el otro día por el centro de la ciudad, concretamente, por la calle Puente y Pellón, me encontré con este pedazo de caracol/cabrilla en la fachada del edificio que han restaurado frente a lo que era Vilima.


¿No me digáis que no está curioso! No se de quien habrá sido la idea, pero me gusta, que queréis que os diga. Se trata del una obra en bronce del escultor Chiqui Díaz, que se caracteriza por este tipo de obras.

Además, también debo admitir que en general me encantan las exposiciones de esculturas urbanas que van poniendo por distintos sitios de la ciudad, como la que hubo de Igor Mitorag en la Plaza Nueva, las Meninas en La Alameda o las niñas de la piel sensible en la Alfafa, y mañana quiero ir a la nueva de la Plaza Nueva (valga la redundancia) con las esculturas multicolores de Cristóbal Gabarrón, que se llama Los silencios de Colón, así que ya os contaré.

1 comentario:

Carol, Lur, o llámame algo bonito xD dijo...

en comparación con otras "obras de arte" "conceptuales", que te tienes que imaginar (pero mucho-mucho!) qué es lo que están representando, ¡ni color oiga!.

Además que también me gusta y es original.

Claro que si lo veo justo una noche de esas de fiesta, lo mismo me daba un jamakuko creyendo que ya estaba viendo-visiones jajajaj

Besotes acarakolados.