Todavía recuerdo el primer día, la ropa que llevaba y cómo lo que tenía preparado para una clase de 45 minutos lo día en 15, cosas de la inexperiencia.
Una vez que vi que éste iba a ser mi trabajo habitual, empecé a formarme para desarrollarla y reconozco que Formador de formadores, supuso un antes y un después; luego, la experiencia hace muchísimo, ves que va funcionando, que no..., pero cuidado, eso no evita que te puedas pegar algún descalabro, que conste en acta.
En líneas generales, creo que la decisión fue acertada y aunque suene a falsa modestia, creo que soy bastante buena (o al menos eso dicen las encuestas de calidad, y el porcentaje de alumnos que vuelven a repetir conmigo), sobre todo porque aún me sigo llevando un disgusto cuando no consigo que alguien aprenda, no he establecido la barrera psicológico que me despega de la clase, y creo que es importante.
No se si estaré otros 20 años, o mi carrera tirará por otros derroteros, ya veremos que depara el futuro :)
2 comentarios:
Enhorabuenísima Lucía!
Parte de mis prácticas de la carrera tenían que ver con dar clases a personas mayores, y sólo rozando tus sensaciones de satisfacción ya fue genial.
Como profa de masaje, idem!
Si me imagino cogiendo la experiencia y buen hacer que ya tienes a tus espaldas... uauuu, tiene que ser muy bonito. Además, es una maravilla dar con profesoras motivadas, así que ¡sigue asíiiii!
Pues la verdad es que motivación no me falta :) y sigo formándome para adaptarme a las nuevas tecnologías, ahora acabo de terminar un Máster en E-learning, pero veo difícil que se pueda aplicar a tus masajes jaja
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