Lo que más me gustó, sin duda alguna, la puesta en escena, la escenografía de Zefirelli es sencillamente magnífica como podéis apreciar en estas imágenes
Aunque no he conseguido imágenes de las dos fiestas que se celebran, realmente parecía que detrás de la vidriera había un jardín de verdad. Esto puede hacerse porque el escenario es enorme y tiene una profundidad importante, además como está escalonado en varias áreas y un poco inclinado, la imagen es perfecta desde cualquier lugar.
La Real Orquesta Sinfónica de Sevilla también me pareció estupenda, dirigida por Pedro Haffner, y gracias a la acústica, la música te envolvía y acompañaba.
En cuanto a los cantantes, reconozco el mérito de Norah Amsellen y Teodor Ilincai, aunque reconozco que me gustó más este último, quizás porque parecía que tenía más volúmen (que me perdonen los entendidos).
En líneas generales, aunque a veces se me hizo un poco pesadita, ya que tampoco soy tan aficionado a la música clásica, creo que es una buena experiencia e intentaré ver Turandot cuando vuelva.
3 comentarios:
¡Qué impresionante la ambientación!. Confieso que no he ido nunca a la ópera, tiene que ser una experiencia sin igual.
Igual puede pasar como el jazz: que no es lo mismo escucharlo "en diferido" que asistir a un concierto en directo.
Totalmente de acuerdo, aún recuerdo las noches de jazz en el Blue Moon.
Hola , yo debo de ser de las chicas de mi generacion , la mas rarita, pues desde los diez años mis padres me llevaban a la opera aqui en Oviedo con ellos y yo como en latin y frances no entendian nada , pue sme llevaba una linternita pequeña y lo seguia por el libreto en castellano.Asi empezo mi aficion por el bell canto . Pues si no entiendes lo que dicen puede resultar aburrido. Lo considero lo mejor de todo , por delante del teatro mil veces . UN saludo
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